Y es que no sé si es una cresta y un valle, pero es sorprendente verlo y sentirlo, es un proceso de aprendizaje que llega acompañado de temor y confianza entre movimientos en cordilleras que evocan de pronto falta de concentración en el fondo, dado lo propenso al aterrizaje sobre The Ground, pero soñadores y voluntarios entre la inercia inevitable e inesperadas con estabilidad y desequilibrios, que son propios de era Prístinas, y, coloquialmente geniales.
Es el equilibrio lo que es determinante, pero la mente humana es simplemente un vaivén de sentidos y sensaciones, que no son de fácil desvanecer.
Entonces siempre el volver a la práctica es como soñar con una playa curvilínea, que añora las sinuosas cordilleras de un sentir sensible entre una niebla a gritos, pero que la sinceridad del espíritu no ha de ser fantasmas, sino magia de la sangre que palpita y, los palpitos solo ha de ser amor nuestro y propio.
Y si caemos habrá que levantarse sobre el suelo, volar hacía espacios ensueños, que evocan tranquilidad y plenitud entre un paisaje que no agreste es un aprendizaje creativo y fundamental para El Continuar un The Planet Blue.
GRACIE
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